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Blog de diseño e ilustración en el que espero poder expresaros mis inquietudes en cuanto a diseño, ilustración, música, letras varias y todo aquello que hace que la vida sea un poquito más llevadera. Imaginar es gratis y crear la cualidad que nos hace únicos y peligrosos!

lunes, 9 de julio de 2012

La vida no es tan dulce o cosas que me da miedo contar



Este es un post diferente al resto de lo que habéis leído en mi blog que a partir de ahora denominaremos “nuestro blog”. He decidido asociarme con alguien con quien ya tenía algo a medias y a través de sus palabras os comunico que mi socia y yo no sólo compartimos aficiones sino que este espacio va a ir a partir de ahora al 50%. Ella es Malospelos, otra que como yo prefiere disfrazarse (de momento) a dar la cara con todas sus vocales y consonantes. Así que a partir de ahora los juguetitos plásticos, los dibujos, garabatos, etc. los pone un servidor y las peroratas y la literatura la mujer que nunca supo peinarse y que es demasiado tímida como para escribir en femenino, así que yo le presto mis labios y ella me pone encima las zarpas de ventrílocua.

A lo que íbamos. Hoy tenía pensado colgar una ilustración con su correspondiente crítica social, o una revisión nostálgica de sentimientos ochenteros o cualquier otra cosa que me viniera a la cabeza. Pero mira por donde, cotilleando otros blogs me he encontrado con la foto esta de aquí arriba y con un post estupendo que creo que a muchos les puede interesar:


Os lo recomiendo porque la sinceridad rebosa los límites de la pantalla. Y como ella propone voy a hacer una lista de cosas que me dan miedo y hacen que la vida no sea ni dulce ni amarga, sino una batalla de la que hay que atrincherarse no sea que esta vez tampoco salgamos vencedores.

Si hay algo que me acojona particularmente son los cambios. No soy nada dado a cambiar, si una cosa funciona por qué cambiarla? Es más si no funciona del todo… le pongo un parche. Pero por otro lado me da pánico el fracaso, el rechazo, el “no”. Por eso soy tan perfeccionista. Dicen que los “genios” lo son pero lo mío no creo, ni de calle, que sea genialidad, lo mío es una artesanía plástica bien entendida, un trabajo de hormiguita, un empeño más allá de lo prácticamente aceptable y una necesidad de aprobación que llega a crispar los nervios de quienes tengo cerca.
Así que todo lo que hago me parece incompleto, pueril y mediocre. Nunca estoy contento con mi trabajo y soy súper inseguro. Me falta confianza en mí mismo y no creo que vaya a llegar nunca al nivel de calidad de los ilustradores que adoro y casi venero.

Cuelgo mis trabajitos en el blog porque, aunque no confío en mí, confío en mi socia que se de buena tinta que cree en mi y en lo que hago y porque, sinceramente, tanto trabajo, tantas horas y tanta tinta… al menos que sirva de algo, no??? Y si soy bueno o llego a serlo alguien habrá que me descubra y qué mejor plataforma que internet.

No cuelgo nunca nada que haya pasado como mínimo un tercer grado de análisis morcimeniano y que no haya sufrido las correcciones de mi obsesivo punto de vista.
Todo lo que cuelgo lo reviso una vez posteado y siempre tengo la sensación de que podría haberlo hecho mejor.

Mi estudio, por utilizar un eufemismo, es un zulo. Hasta ahora trabajaba con un ordenador que tenía 10 años y que para arrancar necesitaba dos mulos para tirar de él. Ahora tengo uno nuevo que no es precisamente el Entreprise pero algo tiene de Halcón Milenario.

Mi mesa es la vieja del comedor y para calcar los dibujos que hago a mano utilizo la pantalla: pongo el original debajo y el folio blanco encima y los sujeto con celo. Calco y luego uso un escáner de primera generación tipo Spectrum que es lento pero seguro.

Aprendí a utilizar el photoshop con un manual y con estas manitas y no, no tengo ni idea de fotografía digital, ya quisiera yo hacer retoques y que mis ilustraciones fueran tan reales como la vida misma. Pero, claro, eso sería hacer trampitas.
Los fondos de ilustración tipo calle, edificio, los hago con Autocad, herencia de mi ex trabajo oficial.

No me gusta lo falso ni lo indolente. Creo en el esfuerzo y a lo largo de los años he aprendido que tirar la toalla no es una actitud, sino una derrota. Sé también que el criterio propio y el de quien bien te quiere y te hace sufrir son los dos únicos raseros por los que medir la propia valía, que la mayoría de los demás mienten para quedar bien, para hacerte sentir mejor porque así ellos también se sienten menos culpables, menos favorecidos cuando uno está en el ojo del huracán.

No me gustan los halagos impertinentes ni los premios inmerecidos y aún no he aprendido a celebrar los méritos propios porque aún no he acabado de confiar en mi propio talento, eufemizando de nuevo la capacidad para crear.

Admiro profundamente a aquellos que tienen un don y se consagran a él contra viento y marea y luchan por sobrevivir y vivir como ellos deciden, no como la sociedad obliga.

Amo lo bello y natural y aborrezco lo creado de forma artificial y falsa. El maquillaje es necesario pero el disfraz es, a menudo, exagerado y trivial.
Siento nostalgia de la bonanza pretérita pero creo en un futuro mejor, aunque imperfecto y salvaje.
Soy lo que amo y por eso confío en que todo irá a mejor.

Gracias a todos los que, como nosotros, intentáis hacer de vuestras aficiones un blog y perpetuáis así la comunicación honesta. Gracias por ser tan auténticos.

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